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Día Nacional del Bombero Voluntario: dentro del cuartel, entre el compañerismo y las emociones agridulces

En su día compartieron los rincones más personales e íntimos de la vocación, los obstáculos y los momentos que viven, el recuerdo de los que ya no están y la ilusión de los jóvenes ingresantes.

Valentín Najar Molina, Sergio Gómez y Jonathan Oviedo, bomberos voluntarios del cuartel central Carlos Horacio Balduz.
Actualizada: 02/06/2024 14:50
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Por Soffia Garrido Sosa

Cada 2 de junio en Argentina se les dedica el día a los bomberos voluntarios, aquellas personas que con una vocación casi innata y que permanece intacta luego de las experiencias deciden dedicar su vida a ayudar a otros.

Desde el Cuartel de Bomberos Voluntarios de San Luis “Carlos Horacio Balduz”, ubicado sobre calle Falucho al 825, tocaron las sirenas pasadas las 00 del 2 de junio y a las 8 de la mañana. Los bomberos de turno dentro de los 42 activos que prestan servicio, abrieron las puertas de la institución y de sus vidas para contar cómo se vive esta profesión y para dar ánimos a los que aún piensan en unirse.

Sergio Gómez, quien además de bombero es electricista, fue el primero que habló con El Chorrillero. A más de 36 años de haber ingresado, continúa activo “hasta que el cuerpo diga hasta acá llegaste”.

El primer paso para ingresar a este mundo, que él imaginaba de sueño, fue tras el compañerismo de un amigo que lo incentivó: “Tenía el sueño de ser bombero y me motivó un compañero de la escuela que había empezado a venir acá el cuartel y me invitó. Vine, me anoté y bueno, acá sigo”.

Entre nostalgia y removiendo recuerdos asomaron unas risas que trajeron anécdotas graciosas, y otras miradas tristes al recordar compañeros que ya no están y auxilios que no llegaron a buen puerto.

La principal tristeza la acarreo las memorias sobre  Carlos Horacio Balduz, el compañero y sub comandante del cuartel que dejó su vida en acción combatiendo los incendios que azotaron la provincia en el año 2009.

Su imagen quedó impregnada y continúa presente en las charlas de sus colegas y los que supusieron ser sus aprendices, en el nombre del cuartel y en cada rincón donde le dedican una placa, pintura, foto o insignia.

Jonathan Oviedo, subjefe de bomberos, de 25 años de servicio, ingresó al cuartel apenas cumplió los 17 años a cumplir su sueño.

Durante su carrera Oviedo comentó que para ser bombero se vive con la contradicción: "Tenemos que tener un corazón muy blando y corazón muy duro, porque por ahí toca dar un auxilio y hay que estar frío, pero las cosas te afectan, te marcan”.

Si bien el ambiente es marcado por la amistad y el compañerismo, el subjefe carga con memorias fuertes: “Hay muchos casos que te dejan marcado, en mi caso me tocó ir al accidente de Zanjitas, realmente toda mi trayectoria, fue el que más nos dolió dentro del equipo”.

Entre pausas y melancolía Oviedo también contó: “Otro caso que siempre tenemos presente fue la pérdida de nuestro jefe, Carlos Balduz, en el incendio forestal del 2009”.

A pesar de esos recuerdos amargos el subjefe de los bomberos afirmó que volvería a elegir esta profesión, “los sueños se deben de cumplir, de chiquito o de grande”.

Si bien todos los integrantes son diferentes, hombres y mujeres, veteranos y novatos, todos tienen en común el deseo de colaborar, el coraje contra las llamas y un hecho que los atraviesa por igual: los incendios del 2009. Mientras el fuego se apropió de un bombero, también plantó la semilla de la vocación en otros.

Entre los 43 bomberos se encuentran 8 mujeres, una de ellas es Johana Ortiz, de 30 años.

Ortiz ingresó al cuartel cuando cumplió los 15 años: Siempre tuve ese algo que me decía que tenía que ser bombero, además de la admiración que les tenía”, contó y agregó: “Mi punto para la decisión me lo marcó los incendios forestales del 2009 y a principio del 2010 vine al cuartel y me anoté”.

Sobre la profesión la bombera indicó que se viven cosas “muy lindas y muy gratificantes, y toda emergencia que afrontamos te marca como bombero y como persona, además te dejan una enseñanza principalmente”.

De manera íntima mencionó los pesares y la autoexigencia tras realizar un servicio: “Uno puede trabajar de la mejor manera, pero siempre se siente que no fue suficiente, aunque uno puede llegar a dejar todo lo que tiene siempre pensamos que podríamos haber hecho un poquito más”.

Sobre el ambiente Ortiz explicó que, si bien suele ser un trabajo asociado al machismo, ella sostiene lo contrario. “No sentí esa diferencia, yo nunca marqué la diferencia de decir ah, yo soy mujer, yo no puedo. Pienso que detrás de un yo no puedo hay un yo no quiero y este es un lugar donde la mujer puede desarrollarse y puede escalar y puede crecer, no solamente como mujer si no también como persona y como profesional”, reflexionó.

“Cuando ingrese me recibieron todos con un abrazo muy cálido, yo era muy chiquita y me cuidaron mucho, pero no porque sea mujer, es ese cuidado con todos los aspirantes, en especial con los chiquitos de edad”, aclaró.

Alex Quevedo ingresó recientemente. Con 22 años además de ser bombero, aprendió el oficio de electricista y también estudia para ser contador en la Universidad Católica de Cuyo de San Luis.

Su destino lo decidió siendo niño: “Me gustaban mucho los camiones de bomberos y siempre veía uno pasar y decía de grande quiero ser como ese bombero y bueno cumplí la edad y me hice presente la institución para servir”.

“Actualmente cuando me toca prestar servicio siento y me subo al camión la misma emoción de cuando era chico y los veía pasar”, expresó el joven bombero y dijo: “Esas ganas de estar ahí de salir al incendio, de ver a los bomberos trabajar no son sentimientos que se puedan poner en palabras, se tienen que vivir”.

Luego de volver a la ilusión y a la pasión que le genera hablar de este trabajo, Quevedo se detuvo también a hablar sobre lo empedrado del camino: “Hay cosas buenas como malas. Esta es una familia y sabes que podés confiar en tu compañero, pero también hay cosas que se dejan de lado. Yo he perdido familiares y he tenido que estar haciendo guardia en el cuartel, he perdido mesas de examen en la facultad por ir a cubrir emergencias”.

Respecto al apoyo, Oviedo invitó a los interesados en colaborar acercándose al cuartel o llamando al 105 o 100 y anotarse en el club de socios en el cual se pueden aportar con montos de dinero que comienzan en los $100. Además, los bomberos realizan trabajos como capacitaciones a empresas e instituciones privadas y trabajos como poda los cuales pueden ser encargados en el cuartel y abonados.

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